Una negra pesadilla avanza, como un saurio aletargado al que una pedrada despertó ¿Por qué demonios se le ocurrió al presidente declarar una guerra de manera abierta al narcotráfico, justo este año, si su bestia medraba, saludable, comiendo tripas y vomitando cocaína, desde hace varias décadas?
Sería muy ingenuo pensar en que la bestia súbitamente creció este año. No… lleva más de cinco décadas, protegida y alimentada por alianzas y contubernios, por corruptelas que parten de los veinte y cincuenta pesos que cada ciudadano que se pasa un alto le suelta a un patrullero, por padres que enseñan a sus hijos que la riqueza es la máxima aspiración a la que deben encaminar sus esfuerzos y sus estudios, por grupos de poder que estiran la mano y negocian con la coca, los indocumentados, la piratería... las personas . Ah sí, porque de este lodazal, ninguno salimos con los pies limpios. Un estado de cosas no nace por generación espontánea. Las sombras individuales alimentan a la sombra colectiva. No decir nada, es decir algo: es decir “me conformo, y acepto tu imperio”.
Dijo el presidente que “le reclamaban” (ah, los increpantes anónimos de siempre) haber movido el avispero, que mejor hubiera dejado las cosas como estaban, que si a los narcos se les permite operar sin molestarlos, no hacen nada… con gran visión responde nuestro mandatario: “¿Alguien en su sano juicio cree que si (el Gobierno) no enfrenta a los criminales se van a convertir en hermanas de la caridad, van a dejar de secuestrar, van a dejar de extorsionar, van a dejar de matar a la sociedad o a grupos rivales? Por supuesto que no”.
No, claro que no… y eso usted y la clase política y la clase empresarial… en suma, los ricos y poderosos de este país lo saben. Su "removida" de avispero, don presidente, tiene plan con maña. Sólo recuerde sus propias palabras , espero que tenga buena memoria, porque como reza un dicho “No se puede cenar con el diablo si no se tiene una cuchara larga… o terminas por caerte dentro de la sopa”.
Criaron salvajes perros, los alimentaron con sus migajas… y en el año místico para exorcizar el fantasma de la batalla cíclica, de brincar por encima del “no hay mal que dure cien años ni pueblo que lo soporte”… no encuentran mejor estrategia que soltar a sus bestias: les dan patente de corso y negocian con ellas el botín de una guerra que ustedes inventaron…les dan carta abierta para masacrar y entronizar el miedo en el corazón de todos.
Y una vez instalado ese poderoso enemigo, el paralizante pánico, esperan que todos gritemos… ¡sí, una acción militar radical… mátenlos a todos…. pena de muerte! ¡¡Lo que sea, a cambio de paz y tranquilidad!! El problema es que ya nadie les cree… sabemos que detrás de la cuerda infame de sus bestias de armas doradas y hummers, se mueve la mano de un demiurgo cruel y sibarita : ustedes…
Pero… ustedes tienen más miedo… porque tienen más que perder…Ojalá que el presidente recuerde sus palabras, casi proféticas. Sus perros, esos que cree amaestrados, con los que negocian el terror y la guerra, una vez terminado el show del bicentenario, no van a querer volver a sus jaulas por las buenas. Y en una de esas, se le van a girar en redondo, mostrando los amarillos dientes y mirando su yugular con hambre.
Muchos años hicieron creer a la dorada medianía que el enemigo estaba entre nosotros, de clasemedieros para abajo… entre los campesinos hambrientos que se levantaban, machete en mano, para defender su pedazo de tierra… sus televisoras los pintaban como una brutal amenaza a nuestra “paz social” y “estabilidad” ¿paz social? ¿Estabilidad? ¿Cómo ser estables si ustedes, poderosos de esta tierra, saquean este país (que no aman) sin dejar nada del otro lado de la balanza? Asustaban con el petate del muerto, volvieron enemigos públicos a estudiantes, obreros, campesinos… y la aborregada clase media urbana, balaba de miedo.
El poder del narco no es cosa nueva ni su violencia. En 1982 estuve en Sinaloa de gira… llegamos a Navolato y fue ahí donde tuve mi primera visión del narcotráfico, curiosamente idéntica a la que pasan en el tráiler de la película “El infierno”: frente a mí, atravesó una pick up amarilla, sin placas y con cuatro hombres en la caja, con rifles de alto poder en las manos. Hace un mes no pude pararme en Navolato, porque los del Chapo estaban "limpiando" de zetas la plaza.
Volviendo a los ochenta: me quedé muda y asustada… circulaban con altanería… en un medio día soleado. Todos, sin excepción giraron la cabeza y pretendieron no ver… ¿por qué ahora quieren que miremos? ¿Por qué su guerra es cubierta por los medios cuando hace veinte años estaba prohibido mencionar la existencia de grupos armados, de guerrilla, de guardias blancas del narco?
En los noventa, la humanidad vivió el horror de la primera guerra mediática: la guerra de golfo se televisó en vivo y en directo… vía satélite, Hollywood…no... la NASA conectaba a las tropas norteamericanas unos segundos antes para recibir la transmisión del momento exacto de la bomba estallando sobre Bagdad o de la destrucción de un puente… de los niños lisiados, de los incontables muertos no se supo nada ni se televisaron; sólo se transmitían los juegos pirotécnicos para decirle a los millones de televidentes que el mundo occidental estaba a salvo (y veladamente advertir a cualquiera que quisiera atentar contra el status quo del mismo)…
Eso es de fondo lo que buscan ahora también: alimentarnos con el miedo, atiborrarnos de pánico, paralizarnos… exorcizar cualquier intento de levantamiento legítimo que busque acabar no con cien ni doscientos años de ignominia, sino con siglos de hambre, rencor, enfermedad, analfabetismo, abusos y despojo. Pero declino su plato, no tengo ganas de comer miedo.
¿No resulta curioso que hasta en los programas más insulsos, como no queriendo la cosa, se comience a barajar la posibilidad de la pena de muerte, se mencionen a narcos, se saquen a colación sus romances con el mundillo farandulero?
Nuestro miedo avasallador podría hacer que, inermes, contemplemos la militarización del país… y eso si sería una pesadilla. Baste recordar que los peores asesinos, los más sanguinarios sicarios de los brazos armados del narcotráfico son egresados con honores del ejército, “desertores” de las filas de la milicia, ex integrantes de las fuerzas de elite, adiestrados por marines norteamericanos, soldados israelíes expertos en matar palestinos y kaibiles guatemaltecos que se comen crudos a sus propios hermanos (y esto último no es ni una exageración ni horrorosa retórica, es parte del entrenamiento que pasan hasta su total deshumanización).
Y ahora tengo mis dudas de que en realidad sean desertores… si lo hicieron en el 68 ¿por qué no hacerlo ahora?… cuerpos especiales de las fuerzas armadas comisionados para apoyar narcotraficantes. A estas alturas del partido, cualquier cosa que imaginemos, es superada por la realidad.
Mal año para las luchas legítimas, mal año para rebelarse y protestar por injusticias milenarias… con las calles llenas de bestias rabiosas y perros amaestrados, lo más probable es que se recurra a la guerra sucia y en el mejor de los casos, ligue cualquier levantamiento con la lucha espuria del narco, pero en el peor, que los justicieros sean asesinados por las mismas bestias. Tiene razón el presidente… va ganando.
Por otro lado, aunque comprendo que un pueblo hambriento y humillado estalle, no estoy ni estaré jamás a favor de las luchas armadas… es muy sencillo encender la mecha del estallido social… pero parar los ríos de sangre... ¡no hay presa de acuerdos que lo logre!... no a corto plazo… a veces generaciones enteras viven en la guerra, lidian con el hambre y la sed de justicia… y las guerras pasan y la justicia no llega.
Creo en el poder de la palabra, en la fuerza de las artes y de las ciencias humanizadas como camino liberador del hombre… pero sobre todo en los efectos mágicos de una infancia amada y educada en pequeños principios tan simples como un no robar, respetar al otro, amar la tierra, reclamar la injusticia.
¿Por qué año con año, le quitan presupuesto a la cultura y a las artes? ¿Por qué en los mapas académicos hay cada vez menos espacio para las materias de corte humanístico? Extirpar lo humano y el amor por lo humano es plan de la estrategia deshumanizadora. Para crear esclavos, basta con que sepan resolver cuestiones técnicas, manejar una computadora y saber inglés para poder entenderse con sus amos.
Hace unos seis años, cuando todos los crímenes y enfrentamientos se exculpaban con un “fue un ajuste de cuentas entre el narcotráfico” y no se hacía nada más, sacudiendo las manos en una suerte de gesto “que se maten solitos, serán menos delincuentes” en un blog dije entonces que para que carajos se vivía en un estado de derecho, se pagaban impuestos y se respetaban las leyes, si en algunos casos, estas se aplicaban de manera distinta a ciertos ciudadanos. También dije que el plan del narco era filtrar con miedo las clases media y baja mediante actos de terrorismo, que, de hecho, muchos de esos crímenes no eran, de modo alguno, ajustes de cuentas sino asesinatos de inocentes. Algunos amigos míos que leyeron ese blog, me dijeron en su momento, que exageraba.
Hago una pausa. Los ricos del mundo, cómplices unos con otros, acaban de regalarle al país, para su bicentenario, una reina de belleza. Concurso que suple los rituales ancestrales del hieros gamos, del matrimonio sagrado entre la diosa blanca y el rey para garantizar la fecundidad, la paz... y la permanencia de un estado de cosas. Sólo que ahora nos regalaron no una diosa blanca, sino roja…
“Mi vestido es un homenaje a todos los asesinados en el clima de extrema violencia que se vive en mi país” (design by zeta’s).
Pero no, no dijo eso.
Como en tiempos de Díaz, se tira la casa por la ventana, se hacen arreglos millonarios a los viejos edificios (símbolo de permanencia e inercia) se gastan ingentes cantidades en espectáculos prodigiosos, se comisiona a los artistas del país para que saquen la casta en los festejos.
Alfonso Reyes, nuestro Reyes, estuvo en semejantes comisiones hace cien años y se encargó de regresar a su país a Rubén Darío para no incomodar al embajador gringo. Qué más da que ahora estén en ello personas de menores luces que él. El problema es que ni entonces ni ahora tenemos nada que celebrar. Pero sí mucho que conmemorar…
Sobre todo, que este país NO es un pastel... y si por acaso así lo ven... pues este pastel está muy mal repartido... y los invitados de hasta mero atrás, ya tienen hambre.
Hambre, hambre milenaria de tener garantizada la salud, un techo, comida en la despensa, tiempo para pasarlo con quien amamos, caminar sobre nuestra tierra sin miedos y acampar en el horizonte de una playa sin balazos a lo lejos, una vejez digna y atendida, hijos que tendrán trabajo.
Se puede ser feliz con poco, con lo justo y equitativo… pero de ningún modo se puede ser feliz sin nada.
Vero, texto preciso y elocuente. De eso va la cosa, en una guerra se reparten victorias y derrotas, ¿cuáles son las victorias del gobierno? Narcos arrestados? Cargamentos? Mmmmm. Creo que hay un pequeño desequilibrio.
Vero, me encantó el texto, preciso y duro. ¿qué victorias se han conseguido? ¿narcos arrestados, cargamentos? Mmmmmm, no encuentro el equilibrio.
Gracias, Nacho. A mí me gustó y me dolió tu post del telón de balas. Lo recomiendo ampliamente a quien visite este blog, pero particularmente a la gente de teatro.
http://ignacioescarcega.blogspot.com/2010/08/telon-de-balas.html
Gracias Veronica x tu blog usas unas palabras bellas
Juicio a Calderon, firmen carta gracias:
http://www.jornada.unam.mx/2011/05/14/opinion/018a2pol
La petición se puede ver aquí son 20,000 firmas:
http://www.petitiononline.com/CPI/petition.html
saludos desde USA