Hace unos días David Beckham se rompió el tendón de Aquiles... y hasta ese momento recordé que yo también me lo rompí en este mes hace un año. Según yo, haría una fiesta ritual de reconexión con mi "tendón interior" (¡cómo si hubiera algo exterior en el) y celebraría mis pasos cada vez más rápidos sobre Tlalpan. Pero lo olvidé... estaba en otras cosas, en otras tareas. Y no sé si para bien o para mal, pero no hubo tal ritual, ni tal reflexión.
Creía que la finalidad de la educación era aprender... ¿pero de qué es aprender? ¿poseer la información? ¿acumular experiencia y un cúmulo de datos? Una de las personas que más antipatía me despierta en este momento, sin pensarlo apenas lanzó la frase al aire hace unos meses y me dio una lección: aprender es, fundamentalmente cambiar... El que aprende, cambia.
No sé si he cambiado. La bestia de mis rutinas se echa en un rincón negándose a moverse. Hoy cerré una de las aplicaciones más enervantes de facebook... ya hablaré del asunto en otro post.
Según el libro "La enfermedad como camino espiritual", las afecciones en los pies son el miedo a seguir caminando...¿miedo al futuro, David? A cierta edad, con todos los millones del mundo y una serie de presiones como astro deportivo, debe ser difícil querer dar otro paso... ¿Quizá no ibas a lucir en Sudáfrica ante la avalancha de rutilantes nuevos astros... habilidosos, fuertes... jóvenes.
Ni siquiera te conozco. No te admiro ni me gusta el deporte al que te dedicas apasionadamente, pero en este mes símbolico en el que la niña Kore sale del inframundo a repoblar con luz y color la tierra, en este mes aciago en el que el sol sale y deslumbra a todos, tú tendrás que permanecer en cama seis meses. Seguramente tendrás un montón de servidumbre que arrastre tu silla de ruedas hacia un jardín cuyas dimensiones no imagino. Pero tal vez no, tal vez te quedes inmóvil en una habitación blanca, lejos de la primavera. Y sé lo que eso significa, porque (aquí sí) pertenezco a tu mismo club.
Marzo también es el mes de Dionisios, de las celebraciones de la fertilidad... ¡Y tú ni siquiera podrás acceder al cuerpo de plástico de tu maniquí privado!
Bueno, ojalá que aprendas algo... y ojalá que cambien tus perspectivas. No canto victoria en mi caso, porque no sé si he aprendido ni si he cambiado. Me parece que no tanto como yo quisiera. En fin... espero no decir alguna vez, citando a Gándalas: "¡Y crees que has aprendido... no has aprendido nada!"
Mi tendón se fortalece más despacio de lo que creía, pero lo hace sin pausa y sin quebranto. Da más de lo que tendría que dar. El domingo pude trotar y hasta hacer un conato de carrera sin tener calambres ni contracturas. Aquiles... ¿cuál será tu enseñanza?
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