Día más, día menos.
Yo bromeaba diciendo que mi perro era "Verodependiente" y yo también padecía "Perrodependencia"... pero ahora estoy convencida de que así era.
"Es un mal sueño, una tonta película de espantos"..........."abres los ojos locos y te cae en ellos la muerte"
(Te odio, Sabines, eres fantástico para echarse sal en las heridas)
Sigo enojada... estoy como niña haciendo la pataleta ¡quiero a mi perro! ¡exijo de vuelta a mi pequeño!
¿En que jodida etapa del duelo estoy? Sigo enojada, estoy desorganizada, no me hago a la idea, creo que sigue vivo, que el veterinario al verlo tan bonito no lo mató... que tal vez. Quiero preguntarle a mi hermano como fue y, al mismo tiempo, no quiero los detalles.
No.
Me duele hasta respirar.
No puedo ni soñar con él. Mis sueños, casi siempre creativos y poderosos, ahora se olvidan y aparecen como tras una neblina... mediocres y tristes. recordaba el último sueño vívido que tuve... y que ahora, a la luz de los sucesos, es casi premonitorio...
Estaba yo en lo alto de la azotea en casa de mi madre, sosteniendo a mi perro entre los brazos. Una voz tras de mí me decía "suéltalo".
(Me dio miedo, porque meses antes, Javier Bardem, en otro sueño, caminaba junto a mi rumbo a Tlalpan y me decía lo mismo... y yo, le hacía caso. Mi perro corría como loco rumbo a la Dabo, se atravesaba Tlalpan y los autos se detenían... regresaba ileso. Al despertar abracé a mi perro, suspirando tranquila y segura... ah estúpida, estúpida, estúpida)
Las circunstancias se repetían más o menos... no quería soltar a mi perro. No alcanzaba a ver a la voz a mis espaldas (supongo que una proyección del inconsciente) "Es muy inquieto, le decía, si lo suelto se va a caer"... súbitamente la orilla de la azotea se transformaba en un estrecho rascacielos de un metro por un metro, pero altísimo... y se proyectaba sobre la ventana del cuarto de mi madre, de quien sólo alcanzaba a ver sus piernas...
"Ahí te va mami"... y le lanzaba el perro encima... sentía que le caía encima... y luego veía a mis hermanos, al fondo del patio, pequeños (de tamaño y edad), jugar en el patio. Era de noche. Les gritaba que se metieran a la casa, pero no me hacían caso.
Y el rascacielos seguía creciendo, subiendo, subiendo... rodeado de edificios estrechos y negros, con las clásicas ventanitas amarillas.
Sentía miedo. La voz me decía "Lánzate"... "Para volar tienes que caer"... y yo no me animaba, tenía pavor... pero al final me decidía... y tenía una espectacular caída libre... iba aterrada hasta que recordaba lo del vuelo y comenzaba a volar vertiginosamente entre los edificios, a una velocidad aterradora...
Luego la ciudad se transformaba en un tapiz... estaba dentro de un estrecho cuarto tapizado arriba y abajo, ventanas y paredes con fotos tamaño mural ("gigantografías" que les dicen) de una ciudad como Nueva York a oscuras. Enmedio del cuarto había un tanque, entre jacuzzi y alberca, con escalones en forma de cubos y prismas... todos con la impresión fotográfica de la ciudad, hasta el fondo de la piscina esta.
Luego me veía flotando en esa pileta. Los cubos-escalones se movían como un puzzle. Dentro del tanque el techo estaba bajo, rozándome la cara. Me entraba claustrofobia... "debo salir... ¿qué significará todo esto?" Y comenzaba a sicoanalizar mi sueño dentro del sueño... con una incosciente conciencia de que era un sueño.
Pensaba... "Ah, debe ser un símbolo del útero materno" ( ¿con fotogramas de una ciudad a oscuras?... por cierto, visiten mi blog) "Debo nacer"... y buscaba una salida... frente a mí, en la pared tapizada de nueva york nocturna, se abría un espacio como de cuarenta por cuarenta... una especie de nicho o respiradero al ras del piso por donde asomaba, la cara de una muñeca inflable con la boca redonda, enorme.
"¿por ahí voy a nacer?"...y corría porque el tiempo se estaba acabando (no sé como lo sabía en el sueño, pero lo sabía).
Me agachaba y le rasgaba la boca a la muñeca... que resulta que no era muñeca, sino un ser humano... (fase gore del sueño) y ¡me metía por su boca para nacer!
Desperté, con Grendel todavía.
Perro... ¿cómo chingados me voy a curar la dependencia de ti? ¿cómo me voy a quitar la culpa?
Extraño tus caruchas expresivas, tus abraciperros, tu hocico húmedo trompeándome las pantorrillas, tus patas rasposas cuando te las hacía manojo y te molestaba, jalarte los bigotes, peinate las cejas hacia atrás... verte bostezar... hacer "caballitos" para ganarte media salchicha... tu rabito torcido y tus pasitos chuecos cuando caminabas sientiéndote el muy, muy.
Tus ojos redondos y húmedos con los que me mirabas ensayando el chantaje. Ay, perro mío, extraño hasta la peor parte del asunto de tener perro.
Tumbada y sin salida, esto va a estar más cabrón de lo que pensaba.
Otra vez...perdóname.
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